
Por Carolina Pinheiro, CEO, Inbrax.
Nosotros, como comunicadores y representantes de las marcas que somos, tenemos la responsabilidad de estar a la altura de los cambios que estamos viviendo. La sociedad ha cambiado y seguirá cambiando muy rápidamente, eso es indudable. La pandemia, el teletrabajo, la teleducación, la transformación digital, las crisis ambiental, inmigratoria y social nos han impactado profundamente y nos han hecho reflexionar y cuestionar quiénes somos, quiénes nos inspiran, quiénes queremos que nos representen, y qué impactos, como individuos, queremos generar. Las marcas siempre han jugado un rol esencial en la transformación social y cultura, por ende, más que nunca, deben estar en la primera línea de este cambio.
Las marcas comunican todos los días, ya sea con un simple “post” en una red social, ya sea con una frase de radio o con campañas integradas, impactando a millones de personas y construyendo realidades. Y es justamente ahí donde reside la gran oportunidad de generar impacto positivo, cimentando una realidad diversa e inclusiva para nuestra sociedad. Pero ¿cómo las marcas pueden ser más diversas e inclusivas?
Lo primero es entender que diversidad e inclusión son cosas distintas y que se reflejan en nuestras comunicaciones también de manera diferente. Tenemos diversidad cuando vemos diferentes edades, clases sociales, discapacidades, orígenes étnicos, orientaciones sexuales, etc.; es decir, la diversidad es mucho más que el género. Por otro lado, vemos inclusión cuando esta pluralidad es considerada no solamente en momentos obvios, como por ejemplo una mujer en una campaña del día de las madres, o una persona con discapacidad en una campaña de Teletón, o un campesino cosechando para una marca del agro, sino cuando estas personas son consideradas de forma transversal en el desarrollo de nuestras campañas. Finalmente, las personas con discapacidad también les gustan viajar y puede protagonizar una campaña sobre turismo; a las personas mayores les gustan los autos, y pueden protagonizar campañas del rubro automotriz; extranjeros toman desayuno, celebran sus cumpleaños y llevan sus hijos a la escuela, por ende, pueden ser reflejados en situaciones como éstas en las campañas. En resumen, para que la diversidad e inclusión sean genuinos en una comunicación, no es necesario que se refleje dentro de una campaña especial para eso, sino que sea parte de una estrategia de largo plazo y que se encaje en el mensaje que la marca quiere pasar a su audiencia.
Sin embargo, ¿qué pasa si detecto que mi marca no es diversa ni inclusiva? Bueno, el primer paso es la autocrítica, y apenas se detecte la homogeneidad en el desarrollo comunicacional, encontrando sesgos o falencias en ese sentido, lo único que debes hacer es transformarla, e iniciar la ruta hacia a una comunicación más diversa e inclusiva. Ojo, para lograr la aprobación de los consumidores es importante, eso sí, que la marca sea y parezca, es decir, no sirve de nada hacer campañas con foco en diversidad e inclusión si al interior de mi organización no existen políticas concretas que apoyen la causa, por ende, antes de comunicar hacia a fuera, debo arreglar la casa. El despertar de esta consciencia, de la búsqueda de la diversidad e inclusión en todos sus matices es una excelente oportunidad para generar impacto positivo fuera y dentro de la empresa, y el departamento de marketing es el que más influencia tiene para generar estos cambios, dicho esto, su importancia es esencial para generar transformación organizacional hacia a una comunicación más consciente.
